martes, 1 de diciembre de 2015

Negociar con los niños

Con los niños hace falta firmeza, pero también flexibilidad. Cuando existe un conflicto es bueno hablarlo con ellos e intentar que entiendan la situación. En el caso de que nosotros queramos una cosa y ellos otra, intentaremos negociar para llegar a un acuerdo. Pero, ¡ojo! negociar jamás debe ser sinónimo de ceder por completo. Aquí tienes algunas claves para no morir en el intento:



- Considerar la edad del niño: negociar con pequeños de 2 o 3 años es inútil, ya que hay muchos conceptos que aún no entienden. Con ellos es mejor que las cosas sean sencillas.

- No sentirnos culpables al decir que no: negarse a las exigencias del niño no es una muestra de no quererle, al contrario. Hay que ser firmes en algunas cosas, eso da al pequeño sensación de seguridad, de que el adulto conoce los límites

- Fijar unos límites: en toda negociación debe haber unos requisitos mínimos que no se deben superar. Debemos tenerlos claros antes y durante la negociación y no ceder.

- Aprender a ceder: igual que hay límites infranqueables, también debemos tener cierta flexibilidad, si el niño ve que nosotros cedemos a algunas de nuestras exigencias, encontrará más lógico que él deba hacer lo mismo. Eso sí, importante, ¡solo hay que ceder dentro de lo que es lógico!

- Trasmitirle al niño la razón de las cosas: debe entender que si hay un castigo es consecuencia de sus actos y que si le obligamos a hacer algo que no quiere (los deberes, comer verduras...) es porque le queremos y queremos su bien.

- No olvidar quién manda: ni el niño ni nosotros debemos olvidar que la autoridad la tiene el adulto, porque es el responsable del otro y el que más sabe.